La despreocupada vida de Naiara sufre un cambio radical cuando encuentra unas cartas de su abuelo fallecido que le revelan la existencia de unos familiares en Serbia. Empujada por la curiosidad y el deseo de romper con el aburrimiento cotidiano, decide emprender un viaje para conocerlos. Durante su visita a Zrenjanin, y más allá del cálido reencuentro familiar, esta joven de treinta y dos años se verá involucrada en una trama política y tendrá la oportunidad de vivir de cerca el drama de los refugiados que en ese momento tratan de alcanzar Europa cruzando los Balcanes, lo que la hará replantearse la vida que ha llevado hasta entonces.
Con una trama ágil y un lenguaje llano a la vez que intimista, Cuando se vaya la niebla logra captar de inmediato la atención del lector, que se involucrará con la protagonista en su aventura existencial y junto a ella descubrirá que, hace tres siglos, esa ciudad serbia, fronteriza con Rumanía, llegó a llamarse “Nueva Barcelona” tras la llegada de un grupo de refugiados austracistas de la guerra de Sucesión.