Papá ha muerto

Raquel Robles escribe morosa, bellamente, y convierte a la aventura, en aventura de vivir. ‘Papá ha muerto’, dice, dicen, pero qué importa; esta escritura materna y protege, hace refugio contra toda orfandad .   Marta Dillon

Corre 1967 y la vida de un revolucionario está a punto de terminar en la yunga boliviana. Su pequeño grupo de combatientes, ya devastado por la lucha, se enfrenta a la orfandad en la que los deja la muerte de su líder.

Una muchacha se enamora de un hombre que le habla de otro hombre. Un hombre que tal vez sea ese o sea otro. Entre ellos, con ellos, la selva, sus sonidos, su latido; como afuera entre las hojas, adentro de la casa que los protege palpita la amenaza de la muerte. Las armas inútiles se acarician como a animales salvajes, imposibles de domesticar y sin embargo se acunan. El amor es heroísmo, se abraza con su fuego a la derrota. El heroísmo es amor y por tanto, propiedad común, sin dueño (Marta Dillon)

Con la maestría de una autora ya consagrada, Raquel Robles maneja los tiempos urgentes de quien es perseguido y el cadencioso ritmo de quien necesita dejar testimonio de su propia existencia en los oídos amorosos de un eventual compañero.

 


Praise for the author

La autora, con sutileza sabe introducir momentos de humor en medio de tanto desastre y hacer guiños a sus contemporáneos, rescatando elementos de la cultura popular de entonces. Natalia Páez, Tiempo Argentino, reseñando Perder

There is severity in this story, but the tone … doubtlessly more subtle, and without affected maneuver, challenges the reader with pertinence and in depth.”  Actualitte, France, reseñando Pequeños combatientes’

A story in which all the mystery, all the horror, all the contradictions of this time compose a melody at once sad and funny, of a profound beauty.  Eduardo Sacheri reseñando Pequeños combatientes’