¿Se mueren los océanos?
Es la pregunta que muchas personas se hacen cada vez con más insistencia. La respuesta es que en ningún caso se están muriendo, pero sí se están transformando. Profundamente.
Los cambios introducidos por el hombre en todo el planeta afectan a los ecosistemas marinos más que a los terrestres. Pero en el mar hay un problema: no es fácil ver qué pasa, porque no es nuestro medio.
La desaparición de grandes consumidores (ballenas, atunes, tortugas, focas, peces espada, etc.) así como la drástica reducción de gran parte de las estructuras vivas del fondo del mar (arrecifes, praderas de algas y plantas superiores, corales profundos, etc.) ha inducido al cambio de enteros ecosistemas que buscan un reequilibrio basado más en la abundancia de organismos de pequeño tamaño y vida acelerada.
Pero hay más: la persistente contaminación sea química como biológica y los inciertos pero seguros efectos del cambio climático pueden estar acabando de dar un toque de gracia a los océanos tal y como los hemos conocido como especie.
Con el agravante de que no sabemos todavía a ciencia cierta la repercusión real que estos cambios puedan estar propiciando al sistema completo, al funcionamiento del planeta y a nuestra propia supervivencia.
Cubierta de la edición en inglés de Springer-Nature (2019)