Fairbrother es inglés y Lars danés. Se han conocido en Lanzarote. Ninguno de los dos lleva bien eso de hacerse mayor. Mientras que Fairbrother intenta dar respuesta a las preguntas existenciales que le rondan en la cabeza, Lars actúa dominado por el impulso sexual, que centra en una adolescente canaria que le desconcierta.
Mientras tanto, Sigurd, un arquitecto de Copenhague de cuarenta años, prueba de satisfacer la última voluntad de su madre y busca en Barcelona, casi obligado, el padre que no ha conocido. Tendrá la colaboración de Mimi, una sumiller catalana aficionada a ayudar a los demás.
Ambas tramas confluyen, y los personajes descubren identidades ocultas y facetas de sus personalidades que ni siquiera habían creído posibles.
En «El hombre de lava», una novela fresca, limpia y a la vez perversa, Anna Molina se presenta como una autora que, desde Dinamarca, da una perspectiva original sobre la naturaleza de las relaciones humanas y la identidad, que siempre son provisionales .
Huyendo de la gravedad, en un tono que bascula entre el humor y la ternura, la narración pone la lupa sobre unas personas, convencionales o estrambóticas según se mire, que nos gustaría que nos acompañaran siempre.