El momento del duermevela es un momento màgico, es el pas de estar despierto a dormir, y sobre todo es el paso de pensar a soñar.
Pero el duermevela no es una puerta hacia el mundo de los sueños, si no más bien un puente, suficientemente largo como para prepararnos para las oníricas horas que nos esperan.
Es por eso que, deseamos como lo hacemos todos los padres y madres, que nuestros hijos tengan buenos sueños (¡y como consecuencia buen despertar!), este libro propone ayudarlos en este momento tan crucial: sacudirles hasta la última preocupación del día, hasta la última tarea, hasta el último propósito y hasta el último miedo… E incluso, hasta la última brizna de de fuerza.
Así que lo que propone es que nuestros hijos e hijas tengan una plácida entrada al mundo de los sueños, acompañados únicamente por nosotros, la noche, el sueño… y todo el amor del mundo.